Muchos aún no han advertido la doble semántica de la palabra querer. Como deseo, necesidad, también como cariño; es tan engañoso que valdría la pena ahondar cada vez que nos lo dicen o cuando tenemos la audacia de pronunciarlo.
Te quiero
Porque sin ti ¿Quién me acompañaría al cine o a las fiestas de mi familia? ¿Quién me abrazaría cuando las hormonas me anegan?.
Porque sin ti ¿Con quién desquitaría los ardores de mi cuerpo?¿Quién me protegería hasta de mi mismo?
Te quiero
Porque tu presencia esboza en mí una sonrisa inconsciente, porque pese a las condiciones, al tiempo y la distancia procuraré tu bienestar como si compartiéramos la misma alma y sin al menos saberte feliz no podría serlo plenamente.
Un te quiero es egoísta el otro desinteresado.
Tan altos calan éstos raciocinios que unos son avaros y otros derrochadores de te quieros. Unos pocos, poquísimos se saben queridos y querendones con la pura fuerza de sus obras y correspondencias...
A éste punto no deseo revolver el estómago de quién lea o relea éstas frases. Porque más allá de teñir de rosa sus ideas, pretendo construir un puente a la humana naturalidad de querer querer (tener la necesidad de dar cariño).
Para empezar mi personal ejercicio comencemos a lapidar en nuestra vida el primer concepto, comenzar a decir te deseo, te necesito, te preciso en mi vida, te reclamo en mi cama. Llamarle a la cosa con todas sus letras porque la sinceridad es la más sencilla de las poesías.
Luego, empezar a expresar los te quieros que cultivamos desde la infancia, los padres, los hermanos, los hijos, los sobrinos; decirlos como una breve caricia, como la antesala de los sublimes te amo.
Si al decirlo un rubor nos rodea éste es síntoma de la necesidad de expresarlo, luego vayamos a los amigos, a los incondicionales cómplices de sueños y tragedias; al final dejemos a los te quieros nuevos esos motivos dulces para levantarnos cada día y luchar contra el mundo.
Si después de éste devenir de ideas las consideras idealistas, anda, vete de aquí pero lleva todas tus amarguras, inseguridades y vanas pasiones. No contamines más.
Pero luego no te quejes de soledad e incomprensión si tu expulsas de antemano los cariños, si por miedo vendiste tu capacidad de amar para comprar un burdo egoísmo.
¿Cómo pretendemos amar si aún nos falta tanto por aprender a querer bien?
Ojalá para ti también sea una tragedia encontrar la definición oficial de "Quiero".
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