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lunes, 8 de julio de 2013

Bienvenida

Un amigo mío dice que hay dos razones por la cual una persona desea ser escritor, la primera es la fama y la fortuna; los reflectores, los premios, el formar parte de las listas de "intelectuales", la adicción de que tus ideas o creaciones sean leídas por decenas de miles y también tener la vida resuelta hablando de billetes.

La otra razón para escribir es tener muchas cosas que decir, que contar; esa necesidad apasionada de crear, de construir o en el más sencillo de los casos la necesidad de expresarnos.

Pienso que además de esas dos razones existe al menos otra muy poderosa: la catarsis.

Curarnos y curar con las palabras, en la poesía, en la verborrea de la crítica, en la narración de nuestras nimiedades y soñar que en la paradoja de que por deseo de libertad y tolerancia aceptamos que cada uno somos diferentes, pero a diario nos desvivimos por encontrar coincidencias trascendentes al menos con una pareja.

Hoy inicia una bitácora personal, que ojalá si llegan por casualidad o interés me nutran con sus comentarios. Para los filósofos gruñones la interacción es poco más que un milagro.

Les dejo una canción ad hoc que me gusta mucho.

¡Bienvenidos!

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