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jueves, 11 de julio de 2013

Preocupaciones

Hace mucho que mis preocupaciones no son tan mundanas como las cosas de dinero. He sido afortunado; pero un proyecto al que le he invertido mucho y aún no pega, unas deudas un poco añejas y gastos inesperados me obligan a ser (como hace mucho no) cuidadoso con los gastos.

A reserva que les de urticaria, cuando éstas preocupaciones llegan a mi, siempre vienen con ellas el fragmento de un libro sabio. Sabiduría que se ha manipulado a lo largo de la historia por muchas instituciones, pero sin perder un ápice de actualidad.

25«Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?
27Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?
28Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
29Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos.
30Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?
31No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
32Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
33Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.


Por eso sin dejar de hacer lo que nos toca, a veces debemos dejar que las cosas que no dependen de nosotros simplemente pasen.


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