Me
es preciso desaguar mi alma sin la protección de las alegorías, nubladas
para todos menos para ti, pero qué más da si de cualquier forma siempre pudiste
leerme como si me miraras a los ojos.
He
tomado una decisión de vida: amar fielmente a quien me ama sinceramente,
construir un amor tangible y ensuciarme las manos con las dificultades que eso
represente. He aceptado por fin, el modelo que con tu vida me has enseñado, el
del amor inexorable y decidido, el asumido con una sola palabra, voluntad.
Dejaré
para mi agonía el agradecerte que me enseñaras a matar quimeras, porque aunque
te pido no dudes que me encuentro plenamente feliz, es al fin y al cabo
cualquier actividad humana una apuesta, tan azarosa como cualquier cosa
imperfecta.
Con
sinceridad te digo plenamente que hubiera preferido tenerte, arruinarlo y vivir
culpable a tener que escribir éstas líneas. Hace tiempo me convencí que no se
puede vivir esperando algo que no depende de uno para ser feliz y aprendí que
la vida es breve, frágil e impaciente. Una flor puede esperar toda su vida por
el colibrí y aunque no llegara, nada pasa, pero la necesidad de trascender no
espera y en el mundo hay demasiada erosión para ser estériles por esperar que
las estrellas se alinearen, tenemos la obligación de fecundar amor, vida,
fraternidad, humanidad y sueños.
Pero
decidí escribirte porque ni el mayor convencimiento ni la más sublime intención
de trascender son anestesia. Esto duele ahora y quién sabe si algún día deje de
doler pero eso no es una tragedia.
Nadie
puede quedar ni tan sano ni tan cuerdo cuando se bebe una botella de licor de
desamor que yo me bebí contigo. No es mi intención venderte un drama y Dios
sabe que tampoco tengo interés de culparte por dolores o sentimientos, pero la
única forma de redención y tranquilidad que encuentro es la sinceridad
absoluta.
Por
eso debo desprenderme de algunas cosas más.
Me
hubiera mucho gustado alguna vez escucharte, que te burlaras de mis juegos, que
me destrozaras diciendo que la única parte de ti que toqué con mis textos fue
la vanidad que todas tienen o quizá que me dijeras que te sientes alagada pero
que no compartes un ápice de deseo por mí pero que no quieres herirme, también
podrías haber dicho que me quieres mucho y me admiras pero que esas cosas no
son amor, hasta me hubiera ayudado que me rechazaras porque ese era el consejo
de tu abuela y es parte de tus principios seguir sus consejos ciega, finalmente
podrías decirme que como yo esto fue tan intenso para ti como lo es para mí
pero que no te atreves a dar el salto.
Créeme
que todo eso hubiera servido de mucho, para descartarte, entender lo que pasaba
por ti y seguir adelante con la frente en alto y con mi voluntad de amar
intacta. Aunque ha dolido mucho antes más y ahora menos, respeto tu decisión de
callar si es por mantener tu dignidad de dama.
Lo
más difícil fue agotar en mi razón las más inverosímiles posibilidades
universales para entender porque me quedaba sin ti y con tanto, pero después de
un desquiciante debate conmigo mismo que duró un mucho tiempo, concluí que esa
razón no era de mi incumbencia y me convencí que no la necesitaba para seguir
adelante.
No
espero ni requiero que a todo esto que escribo reciba una respuesta, realmente
fuera de una idealista correspondencia a lo mucho que sentía solo me importó que
acusaras de recibido lo que te escribía.
He
decidido quitar el contador de visitas y ya no sabré cuando vienes o si lo
haces desde tu ipad en un lugar con megacable o desde donde te plazca. No sé cuándo
o si algún día deje de escribirte, si lo haga como ahora o de otra forma pero
espero que después de éste testamento pueda escribirte diferente. No sé si un
día ya no tengas ganas de leerme, si me olvide de escribir o se me quiten las
ganas completamente, así de maravillosa e impredecible es la vida.
Ojalá
llegué a los mil, porque un caballero nunca debiera dejar sin cumplir sus
promesas, sin dejar de ser un caballero.
Nunca
me ha gustado despedirme, porque no creo que la vida sea lineal, ni cíclica.
Más bien vivimos cuánticos en universos infinitos unidos por cuerdas y ¿Quién
soy yo para romper las reglas y estirar a otros universos? A éste texto solo te
he convocado a que pueda enterrar un pedazo algo podrido de corazón que tenía
en el pecho para seguir adelante resignado a la felicidad plena.
Me
casaré al civil el 2 de Mayo en Durango y el 16 por la Iglesia acá.
A
mediados de 2016 espero tener mi título de maestría y ojalá a más tardar en
2020 pueda iniciar el doctorado (sigo esperando que abran el doctorado en
ciencias ocultas pero quizá deba conformarme con finanzas, administración o
inteligencia artificial).
Espero
tener al menos dos hijos, Ramón Eduardo y Sofía.
Fundar
mi propia empresa, irme a vivir al extranjero, quizá a Uruguay.
Dar
clases a nivel superior (de ciencias ocultas) y comprarme el PROMEDAC.
Escribir
uno o dos libros de ciencias que me alcancen para tener biografía en wikipedia y
luego escribir poesía o novelas.
Descubrir
la fuente de la vida eterna y darles de su agua a mi familia y a las personas
que amo.
Y
finalmente regresar a vivir por lo menos 10 años (aunque sean los últimos) a mi
querido Durango.
Lo
sé, soy ambicioso.